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Huevos...

huevos...

y más huevos...

El Gris y Rojo jugó hoy por la mañana uno de esos partidos que quedará guardado para siempre en el recuerdo del hincha faltense. Con un jugador menos desde los 10' del primer tiempo, no sólo no se metió atrás, sino que a puro coraje lo empató y estuvo muy cerca de ganarlo.

Lo que pasó en los primeros minutos deviene irrelevante. La primera imagen que a quien vio el partido se le atraviesa por la mente es la de la roja a Mancuso cuando apenas iban 10 minutos del pitazo inicial. Falta tenía la iniciativa, pero la expulsión de su 5 generaba el mayor de los desonciertos.

Aguantar el resultado y ver qué pasa? No, no sirve. Los Masones pegó casi al instante y puso el más desalentador aún 0-1. Como pudo, el Gris y Rojo intentó hacer pie en la cancha y sobrellevar el bajón anímico de la expulsión y la desventaja en el marcador.

Que la pasó mal, la pasó mal. Un par de llegadas de los vestidos de bordó y negro se fueron cerca, e inclusive el 9 rival desperdició un cabezazo frente al arco libre. Pero el faltense, con mucho amor propio, inclusive se las arregló para tener un mano a mano.

Ese fue el trámite del primer tiempo. Ni el rival aseguraba el resultado, ni Falta se daba por vencido aunque sin demasiadas ideas de cómo inquietar.

Pero al equipo de Villa Lynch no puede dárselo por muerto, y con 10 hombres, y una tarea descomunal de Fernando Ortiz que, jugando improvisadamente de volante central se puso el equipo al hombro, fue a buscar el empate.

Y la tan buscada igualdad llegó nomás. Premio al esfuerzo, premio a no bajar los brazos, premio al optimismo y previo lisa y llanamente a los tremendos huevos que demostró cada uno de los jugadores que estuvieron dentro de la cancha.

Avivada de Ortiz en un lateral, dejando a Llousas mano a mano con un defensor y el arquero. Remate bajo y cruzado del 9 para que todo Villa Lynch lo grite hasta la afonía. 1-1, montonera para festejar y Falta era más puntero que nunca.

A cuidar el empate? A rearmar la línea de cuatro? Nada de eso, a buscar el partido ante las miradas cabizbajas de un rival que no esperaba encontrarse en esa situación.

Y en mérito a eso, FDE tuvo sus merecidas chances de llevarse el partido, si no hubiese sido por la brillante actuación del 1 de Los Masones, que le tapó una increíble pelota a mano cambiada a Cardero.

Un partido con tanta carga emotiva no podía terminar sin cierto sufrimiento. En la última jugada, Tanaka tapó un remate bajo y la pelota se fue por arriba del travesaño por escasos milímetros. Pero en esta ocasión, y sólo por esta vez la suerte razonó y se puso la Gris y Roja a rayas, dándose cuenta que semejante esfuerzo merecía su recompensa.

1 a 1 con gustito a triunfo, y con tintes de hazaña.